Las células de carga son sensores de peso que nos dan una señal eléctrica en función de la carga que están sometidos. El sensor mide la deformación del material de la misma mediante unas galgas extensiométricas que varían su resistencia al ser solidarias al metal deformado.
La señal de salida corresponde a un puente extensiométrico y nos ofrece una salida en mV proporcional a la carga y a la alimentación.
Las células de carga pueden ser de distintos tipos en función de su forma y ejecución:
-Células de carga a flexión. Con forma de paralelepípedo detectan la deformación del mismo al ser sometido a una carga en uno de sus extremos. Se aplican en cargas pequeñas y medianas.
-Células tipo fuelle. Son un tipo específico de célula de flexión. Se aplican en cargas medias y se caracterizan porque el núcleo de medida está protegido por un fuelle de acero inoxidable. Dicho fuelle le supone una gran protección ambiental siendo totalmente estancas IP 68.
-Células de cizalladura. Similares a las células de flexión se aplican en cargas medias y grandes. A diferencia de las células de flexión el cuerpo está soldado quedando protegidas mecánica y ambientalmente.
-Células de doble cizalladura. La flexión se produce en ambos extremos de la célula por lo que la carga se debe efectuar en el centro. Se utilizan para cargas grandes hasta más de 100 toneladas.
-Célula tipo S. Funcionan a tracción y a compresión. Se tratas de una cizalladura en un material en forma de S.
-Célula de carga cilíndrica. La carga se sitúa en la parte superior de un cilindro vertical donde está ubicado un pibote para recibir la fuerza.
-Célula de carga de pibote autocentrante. Un cilindro vertical recibe la fuerza entre los dos extremos sin estar fijada a ningún elemento.